Viejos tiempos

Este fin de semana pude comprobar (una vez más) que sin lugar a dudas, la familia es lo más importante en mi vida.

Sin entrar en muchos detalles complicados ni alarmantes, unos familiares míos fueron intervenidos quirúrgicamente en la misma semana, así que la preocupación fue el ingrediente principal en estos días.

Gracias a Dios, todo salió bien en ambos procedimientos. :)

Sin embargo, no es nada agradable tener rondándote en la cabeza, el simple hecho de saber que la salud de tus seres queridos está comprometida y en las manos de alguien más.

Hicimos un viaje para ir a visitar a uno de ellos, mi prima. Al llegar a su casa, noté que ella irradiaba buen humor (una cualidad que siempre la ha caracterizado) a pesar de que horas antes había despertado de una anestesia general.

Nos instalamos en la sala y el comedor (mi familia es bastante grande como para estar todos juntos en un pequeño sitio) y de la nada empezamos a platicar anécdotas viejas.

Nuestra niñez fue el tema más recurrente y divertido de la tarde. Recordamos los viajes que hicimos a varios estados, las aventuras en la tierra, arena, en las fiestas, las locuras mías en la alberca y mi sueño guajiro de ejecutar un nado sincronizado. 

Reí a carcajadas hasta que el estómago me dolió. Fácilmente tenía más de 8 años que no pasaba. Fui muy feliz toda esa tarde al recordar lo divertido que ha sido crecer y desarrollarme en una familia grande y unida a pesar de las distancias y diferencias.

Este fin de semana fue muy educativo. Reafirmé mis creencias y valores, me quedó más claro que sin salud no somos nada pero que con apoyo, puedes lograr todo.

Niki

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